En el corazón de Cundinamarca, Ricaurte se erige como un refugio de historia y naturaleza. Este municipio, parte de la provincia del Alto Magdalena, comparte fronteras con Agua de Dios al norte, Tolima al sur, Nilo al oeste y Girardot al sureste. Ricaurte, a 142 kilómetros de Bogotá, se extiende sobre 12,481 hectáreas, de las cuales 1,319 son urbanas y 11,162 rurales, con una temperatura media de 27°C y una altitud de 284 metros sobre el nivel del mar.
Sus paisajes se dividen entre las 14 veredas rurales, como El Paso y La Virginia, y los cuatro barrios urbanos, incluyendo El Pesebre y Villa Carolina. Ricaurte está en crecimiento; según proyecciones del DANE, su población aumentará de 15,820 habitantes en 2024 a 20,616 en 2035.
La pandemia afectó la producción agrícola, pero desde 2022, la reactivación económica ha impulsado la recuperación de cultivos como el maíz, el sorgo y el frijol mango, destinados mayoritariamente a mercados externos. Los cultivos de plátano y mango han enfrentado desafíos ambientales, mientras que las áreas de producción de naranja y limón se mantienen estables.
El sistema hídrico de Ricaurte es vital para su sostenibilidad ambiental, con ríos como el Pagüey, Sumapaz, Magdalena y Bogotá delineando sus fronteras naturales. El Humedal El Yulo, con sus 90.88 hectáreas, destaca por su valor ecosistémico, declarado zona de emergencia ecológica y sujeto a estrategias de conservación por la Corporación Autónoma Regional (CAR).
Ricaurte, con su riqueza natural y resiliencia, continúa tejiendo su historia en el vibrante tapiz de Cundinamarca. A través de la conservación cultural y ambiental, este municipio se compromete a proteger su legado y a fomentar un futuro donde la armonía entre el hombre y la naturaleza sea el pilar de su desarrollo. Ricaurte es un ejemplo vivo de cómo la herencia cultural y la sostenibilidad ecológica pueden converger para construir una comunidad próspera y llena de vida.